Llega el verano a Los Ángeles y con el se cierra otra temporada para el olvido, que nos obliga a los fans de Lakers a mirar al Draft con esperanza, y a la agencia libre con desesperación, buscando la pieza milagrosa que de una vuelta de tuerca a esta situación, para la que ninguno de nosotros estaba preparado. Porque si algo ha caracterizado a la franquicia angelina, y a todos sus fans, es el gen ganador.
Y si, los días entre el final de la temporada y el draft transcurrían tranquilos para todo fan de Lakers, con el eco de una elección en el draft que ya era un secreto a voces. Hasta que de repente surge la noticia, Paul George anuncia a Indiana Pacers que en el verano de 2018 será agente libre y se irá a los Lakers... pero lo peor está por llegar, horas después empiezan a sonar rumores de que LeBron tiene intenciones reales de firmar con Lakers en 2018, y claro, las fichas del dominó empiezan a caer en el Staples.... George y LeBron pueden tener todas las intenciones del mundo, pero no van a firmar gratis precisamente, y en ese momento, en la cabeza de los directivos aparecen los dos errores garrafales de la pasada agencia libre, me refiero a los contratos tóxicos del alero Luol Deng y el pívot ruso Mozgov que se les firmó por 4 temporadas y 72 y 64 millones respectivamente, y la necesidad de traspasarles, pero tras su pésima temporada iba a ser difícil que algún equipo aceptara a alguno de los dos sin tener que desprendernos de algo importante... Y saltó la bomba: Mozgov y D’angelo ponen rumbo a Brooklyn a cambio de Brook López, jugador en su último año de contrato, y el pick 27 de este Draft.
Si uno piensa en un escenario idílico donde en 2018 Lebron y Paul George se reunirán con Magic con toda predisposición a firmar, el movimiento es fantástico porque te libras de uno de los contratos tóxicos y consigues el espacio salarial necesario para firmar al menos a una las dos bestias... pero lamentablemente, las cosas casi nunca salen a la perfección... y es esa la razón por la que a mí, personalmente, me deja dudas este traspaso.
A ver, no nos engañemos, D’Angelo, hasta la fecha, no ha cubierto las expectativas con las que se le drafteó, pero si algo se pude decir es que era el jugador con más calidad de la plantilla actual, con tan solo 21 años y todo su crecimiento por delante... Sus números lo abalan ganando la comparación al nombre en discordia, Paul George, y aguantando la comparación con leyendas y All-Stars diversos, con muchos menos minutos en comparación al resto.
Con todo esto no quiero decir que D’Angelo vaya a ser un Hall of Fame, lo que si digo es que tengo la sensación de que el ansia pudo a Magic, y que a la espera de lo que pase en el verano de 2018, la reconstrucción acaba de dar dos pasos atrás, porque D’Angelo este año con 32 minutos es más que probable que sea un jugador que ronde los 20 puntos, un jugador que probablemente se haya quedado en el camino por el deseo irrefrenable de volver a ganar, un deseo que creo que no nos beneficia en ciertos momentos y este fue uno de ellos,
Todos sabemos que el punto importante va a ser el verano de 2018 y entonces yo me pregunto... ¿Qué prisa había en realizar este traspaso? Lo más probable es que desde hoy, hasta el All-Star 2018, el valor de D'Angelo se revalorice, o como mínimo se mantenga... ¿Por qué no se esperó a ese momento para traspasarlo? ¿Hay realmente alguna opción real de que LeBron acabe en Lakers? Como en todos los traspasos solo el tiempo dictaminará sentencia y dará la razón a unos y se la quitará a otros.
Autor: Fran Moledo (@Moledo_Fran11)
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